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Francisco Saffie, secretario ejecutivo de los Diálogos Tributarios: “Este no es un grupo de filósofos del derecho tributario pensando en una figura nunca antes vista”

El embajador de Chile ante la OCDE espera que la discusión no derive en modificaciones radicales al régimen impositivo.

Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Lunes 10 de abril de 2023 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
Foto: Julio Castro

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Francisco Saffie dice que ya tiene pasajes aéreos comprados para volver a París, Francia, donde ejerce como embajador de Chile ante la OCDE. “Pero siempre se pueden cambiar”, señala entre risas el abogado que lidera como secretario ejecutivo los diálogos tributarios convocados por el Gobierno, que servirán como insumo para retomar la senda legislativa de la reforma tributaria, rechazada en su idea de legislar el 8 de marzo.

El especialista coordina las conversaciones entre siete grupos (PYME, profesionales del ámbito tributario, empresarios, sindicatos, organizaciones civiles, funcionarios del SII y universidades) con más de 40 representantes, que el jueves pasado desarrolló su tercera sesión.

“Quizá algunos actores esperaban que esto fuese una negociación en el sentido más tradicional de las reformas, donde los técnicos se sentaban en la mesa a discutir el punto y la coma de un artículo. Pero eso no ha sido así y la idea es que no sea así”.

“Quiero agradecer a quienes han participado, creo que ha sido una buena conversación y ha habido una buena disposición a participar”, señala.

Saffie debe estar en la capital francesa el 23 de abril para retomar su rol como embajador. El proceso de diálogos concluye el 18 de abril y un par de días más tarde estará listo el informe que explicita los acuerdos y disensos entre las partes.

- ¿Cómo han sido los diálogos hasta el minuto?

- Hasta el minuto ha sido un proceso que ha cumplido el objetivo de poder sentar en la mesa para conversar, bajo una modalidad completamente distinta a la que estamos habituados en la discusión tributaria, a distintos representantes de la sociedad civil que están vinculados de alguna u otra forma con el sistema tributario como un todo.

Lo que se busca es una base de legitimidad distinta para la conversación. Eso ha sido bastante productivo y útil. En un país que está tan fragmentado, la sola posibilidad de sentarse a conversar es importante. Eso desde ya es valorable desde el punto de vista de la construcción de políticas públicas.

La forma de construcción de políticas públicas requiere esta vez algún tipo de colaboración distinta que no sea simplemente de arriba hacia abajo, sino que también desde abajo hacia arriba.

- ¿Ha sido muy complejo sentar a actores con intereses tan diversos?

- Son siete los actores convocados. La verdad es que esperábamos una fragmentación y la conversación basada en intereses, eso es parte de lo que uno asume, está pasando hoy día en la discusión de políticas públicas en el mundo y en Chile también. Y la metodología ha sido muy útil para poder acercar a esas personas que piensan distinto y puedan conversar.

En eso hay que destacar que el Laboratorio de Gobierno tiene una metodología que precisamente busca traer a la mesa a personas que piensan distinto para que puedan manifestar sus opiniones y no necesariamente se está buscando consenso.

- ¿No es ese el objetivo?

- De hecho, el resultado de este trabajo va a ser un informe en el cual se van a contener esos consensos y disensos que podrían surgir en las conversaciones. Pero lo que más se busca es poder conversar bajo una base de datos y análisis que sea compartida. Y para eso es importante que la OCDE provea la información.

En ese sentido, el Gobierno no está participando directamente en la mesa, sino que este rol que me corresponde busca asegurar las condiciones de esa conversación y recoger la mayor cantidad de opiniones frente a la discusión de una reforma tributaria, que está vinculado –y esto es importante- con el impuesto a la renta, la evasión y la elusión.

Vale decir, es una conversación que gira en torno a la idea que estaba detrás del proyecto de ley cuya idea de legislar fue rechazada en la Cámara de Diputados, pero no es una discusión sobre ese proyecto. No se ha puesto sobre la mesa ninguna de las herramientas que se discutieron en ese proyecto. No es una negociación tampoco que diga relación con ese proyecto o esas herramientas.

- Hubo actores que pensaron que sí sería una mesa negociadora.

- Quizá algunos actores esperaban que esto fuese una negociación en el sentido más tradicional de lo que había ocurrido antes en las reformas tributarias, donde los técnicos se sentaban en la mesa a discutir el punto y la coma de un artículo. Pero eso no ha sido así y la idea es que no sea así.

La idea es generar esta base de legitimidad amplia para después seguir en una fase que se incluya la dimensión política, una conversación con los representantes políticos y ojalá que podamos organizar un encuentro entre las y los participantes de estos diálogos con los actores que están en el campo de la representación democrática.

- Si esta discusión no se basa en la reforma rechazada, ¿entonces es un diálogo que parte de cero?

- Es una conversación que lo que busca es retomar el proceso que estaba vinculado con la reforma tributaria. La conversación está vinculada con el proceso de reforma tributaria, pero no con el proyecto en particular cuya idea de legislar fue rechazada.

Pero la conversación, si bien tiene una agenda abierta, sí tiene un marco. Es una conversación que se enmarca dentro de tres ideas: financiar con responsabilidad, transparencia del gasto público y rendición de cuentas; aumentar la recaudación fiscal con base en la evaluación de necesidades de financiamiento; y un sistema tributario progresivo.

También quisiera destacar que el pacto incluye conversar sobre el gasto y las prioridades del gasto. No está vinculado exclusivamente con la recaudación, sino que con la necesidad de esa recaudación para un determinado gasto.

- ¿Por qué no hacer vinculante el proceso de diálogos entonces? 42 comisionados tienen representatividad también. Eso puede disuadir a algún actor de participar.

- Hasta ahora, no ha habido disuasión en cuanto a la invitación. De hecho, llegaron todos los representantes de los grupos que estaban invitados.

Por el contrario, hacerlos vinculantes le restaba el propósito, que es efectivamente poder conversar abiertamente. Una conversación que viene limitada por un resultado determinado en términos de la vinculatoriedad que podría tener para el Ejecutivo o para las personas que están acá, evidentemente tensa una conversación y la transforma en una negociación. Eso va en contra del propósito que teníamos originalmente con estos diálogos.

Además, en la situación en la que estamos, darle un carácter vinculante a esta dimensión del proceso evidentemente no genera la legitimidad con el sistema democrático y político que se necesita en estos casos.

El debate sobre los instrumentos

- ¿No se va a discutir sobre medidas específicas? Por ejemplo, hay mucha oposición a ideas como un impuesto a la riqueza y al diferimiento del pago de impuestos.

- La idea no es excluir ninguna conversación, pero no ha girado en torno a instrumentos particulares. Evidentemente, esto se va a tener que calibrar al momento del diseño del proyecto de ley.

Viene esta fase de diálogo, luego la fase política y después una fase técnica que busca implementar lo que se va a ir elaborando y conversando.

- Representantes empresariales como Christian Blanche plantearon críticas sobre los plazos y los bordes establecidos por estos tres principios. ¿Cómo responde a eso?

- No creo que esa sea una crítica de los empresarios, más allá de que pueda ser una crítica que haya manifestado alguna persona.

Ahora, ¿cuáles son las condiciones ideales del habla para llegar a un acuerdo? Son infinitas. O sea, uno podría decir que no existen esas condiciones ideales del habla y que los procesos democráticos, de hecho, lo que hacen es ir cerrando posibilidades de toma de decisión. Eso pasa en el Congreso y ésta es una fase de un proceso más largo.

Además, ya llevamos bastante tiempo conversando sobre reformas tributarias, sobre las deficiencias que tiene el sistema chileno. Me parece que no es una conversación que parta de la nada como el centro del universo. Todos, más o menos, sabemos de qué se trata la conversación.

- De todas formas, tres semanas y media parece poco tiempo para discutir un tema tan relevante.

- Tres semanas y media parece poco, pero no estamos inventando una nueva forma de energía renovable que no se ha discutido nunca y que necesita más ensayos e investigaciones. Este no es un grupo de filósofos del derecho tributario, pensando el sistema tributario o en una figura nunca antes vista.

“No veo espacio para grandes invenciones”

- Luego de este diálogo y el proceso político que va a venir después, ¿no nacerá un sistema tributario radicalmente distinto al que ya conocemos?

- No sé lo que significa radicalmente distinto. No creo que haya mucho espacio para grandes invenciones. No me imagino que terminemos haciendo un sistema tributario que vaya a modificar la forma de establecer cuáles son las utilidades de las empresas o las utilidades personales, o cuáles son las definiciones de renta.

En ese sentido, no debería haber una novedad radical en la conversación. Por lo menos es lo que se ha planteado hasta ahora en las mesas.

- ¿Sería un fracaso para estos diálogos que posteriormente la clase política no llegue a un acuerdo por una nueva reforma tributaria?

- No me he querido poner en ese escenario, porque le haría mal al país no llegar a un acuerdo respecto de cuestiones que parecen tan evidentes en términos de necesidades de gasto. No dimensionar correctamente la situación en la que nos encontramos, que implique no tener las condiciones políticas para llegar a un pacto tributario, no sería bueno para el país.

En ese sentido, no sé si sería un fracaso de alguno de los actores, sino que sería un grave problema para todo el país. No es un buen escenario futuro, además también en términos de responsabilidad fiscal y del valor de la democracia.

- ¿Cómo se imagina una nueva reforma tributaria que derive de estos diálogos?

- Esa no es una pregunta para mí, por el rol que estoy jugando. No es algo sobre lo que me corresponda pronunciarme y no es algo sobre lo que me gustaría pronunciarme. Mi rol es velar por el éxito de los diálogos.

- ¿De aquí no necesariamente va a salir la reforma tributaria?

- No, no está contemplado que así sea.

Desde que iniciamos los diálogos y extendimos la invitación a los diálogos, estaba claro que esta era una forma de conversar sobre el tema tributario y el gasto, estableciendo cuáles son las prioridades de gasto, las necesidades de financiamiento de ese gasto, la importancia y la preocupación por la eficiencia, por la estabilidad de las finanzas públicas y que eso supone responsablemente una reforma tributaria que permita recaudar eso.

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